jueves, 3 de febrero de 2011

Conjuros contra el olvido

Hace unos meses leía la columna de mi amiga Marcela Escobar sobre el mal de Alzhaimer, ella es una periodista que indaga sobre el mal del olvido, investiga para descubrir como caemos en la maldición de olvidar cuando no lo queremos, cuando ni siquiera nos damos cuenta que olvidamos y nos volvemos unos extraños ante nosotros mismos, en un mundo que no conocemos a pesar de ser el nuestro.

Al mismo tiempo leía un trabajo de Nelson Valencia de su Magíster en Estudios Culturales, sobre el olvido como una herida cultural, como un tajo que nos desconecta de la historia que nos lastimó más de lo que nos merecíamos y como el arte opera como un artefacto que nos conecta con los pasados duros, mitigando la amnesia que todo lo carcome para volvernos igualmente extraños y desarraigados.

Dos miradas sobre el olvido que vinieron a mi memoria al ver tres películas:

"Amen", es una película de Costa-Gavras que cuenta la historia de un oficial nazi que entrega productos químicos a los campos que resultan ser de exterminio. Cuando se da cuenta de que se está produciendo un exterminio masivo y sistemático de los judíos hace todo lo que está a su alcance para revertir el proceso, recurre al Papa, a sus amigos, pero nada resulta, nadie le cree, nadie le quiere creer, a nadie le conviene creerle. Es una lucha perdida. La historia es verdadera y da origen a lo que conocemos como el Informe Gerstein. Kurt Gerstein se suicido al ser apresado, pues nadie le creyó su lucha por detener la muerte.

"Rapsodia en Agosto" de Akira Kurosawa nos muestra la historia de un Japón que ejercita el verbo olvidar y como las nuevas generaciones conjugan lo olvidado para transformarlo en presente. Es una historia sencilla , casi ingenua, sin pretensiones, pero profunda en sus lecciones que conjugan el pasado como una sanación para comprender el presente y para enfrentar el futuro.

"El hijo de la novia" película argentina dirigida por Juan José Campanella nos cuenta la historia de un amor sin recuerdos, sin espacio, que se aloja en las cosas importantes que muchas veces no vemos. Nos habla del amor como sustrato, independiente del recuerdo, independiente del olvido, como un buen conjuro que da sentido a toda la vida.

Ojalá puedan ver esta tres películas, el cine una vez más nos da buenas lecciones.